enero 14, 2007

Mis Zapatillas

Día sábado, sentado en mi cama, veo que mis viejas zapatillas rojas están en período de jubilación. Me lo venía diciendo mi mamá hace meses, pero esta vez sí lo ví. Tenían varios cráteres y uno que otro agujero. Decido ponérmeles y solemnemente las invito a dar su último y memorable paseo. Un homenaje por sus 2 años de servicio incondicional. Caminamos varias cuadras hasta llegar al centro comercial donde elegiría a sus sucesoras.
Tengo ciertos problemas para elegir zapatillas, me cuesta convencerme de qué modelo, color y tipo me gusta. La verdad, es que puedo estar media hora mirando zapatillas sin estar seguro de qué llevarme. Es como si estuviera comprando un LCD, un auto y un departamento todo a la vez. El punto es que estuve bastante rato mirando en la tienda de zapatos hasta que no muy convencido decidí llevarme unas rojas, para seguir con la tradición. No me las llevé puestas porque me dió pena separarme sin el debido ritual de la caminata final (la ida no cuenta por sí sola, debe incluir la vuelta).
La verdad es que no estaba muy convencido con la nueva adquisición; como que no me quedan 100% cómodas, se me sueltan un poquito, los cordones no apretan mucho, etc. Pero es como todo período de transición, donde la inestabilidad y la adaptación juegan roles protagónicos. Decidí tolerar esas falencias y empezar a usar esas zapatillas. Fue todo un paso para mí sacar a pasear a mi perro con la nueva adquisición. Fue un viaje corto de distintas sensaciones y sentimientos. Nostalgia y un poco de cariño se fueron apropiando de mí.

Foto: Zapatillas viejas y las nuevas. Adivinen cuál es cuál.

Al día siguiente para el paseo matutino de mi perro, decidí usar nuevamente mis nuevos zapatos y esta vez la cosa cambió. Ahora la reticencia dió paso a la comodidad y la plena aceptación. Por fin me pude decir: "Estos son los zapatos que quiero!"
Llegando feliz de vuelta a mi casa, y con nuevas sensaciones de cariño por mis nuevas zapatillas, siento algo pegajoso en el piso y temí lo peor. Entré en el ascensor para confirmar mis sospechas: un asqueroso, oloroso y pegajoso chicle pegado en toda la planta de mi zapatilla derecha.
!Un Chicle! El objeto comestible que no alimenta y que da hambre. Rico en azucar y en sustancias poco confiables que le dan una textura de goma que se adhiere fácilmente a diversas superficies y hace tremendamente difícil su retiro. Una cosa con un olor penetrante y que sofoca los sentidos dejándolos asqueados con la simulación pésima y falsa de frutas verduras y otros varios, que si tuvieran representante legal habrían demandado a las empresas fabricantes hace bastante rato. Y más encima la gente lo bota al piso. Demuestra una falta de empatía clara por la gente que debe limpiar su basura, por el medio ambiente y sobre todo por los pobres individuos como yo que caemos en trampas mortales como esa.
Subí corriendo sin pisar la parte contaminada y fuí al lavadero. Me quité la zapatilla y aprecié el daño. Era horrible, cientos de mg de chicle pegados fieramente a la base. Abrí el agua y mojé la suela cuidando de no mojar la parte de arriba. era inútil, el agua por si sola no bastaba. Había que intervenir y rápido. Agarré una escobilla grande y la empezé a pasar sin éxito alguno. Traje un palito que me sirvió para retirar a tiempo el asqueroso chicle de las ranuras de la suela.
La batalla era ardua y desigual. El poder adhesivo del chicle era más fuerte que lo que pensaba. Decidí usar mi arma secreta: el internet. "Como sacar chicle de zapatilla" cero resultados en google. Pensé que chicle no es muy común, se le dice en general goma de mascar. Salió un consejo y fui inmediatamente a aplicarlo: use algo como espátula para retirarlo de zonas lisas. Mal consejo, el chicle se empezó a esparcir y fue mayor el daño ocasionado que lo que pude retirar.

Recordé de pronto una estrategia fundamental: usa alguna característica de tu enemigo y sácale provecho a tu favor. Recordé una propiedad fundamental del chicle: con el calor se ablanda. Bastó un acto para que las fuerzas se equipararan y el chicle empezara a ceder. Lo único que hice fue abrir el agua caliente. No pude retirar el 100%, pero lo que quedó adherido era inocuo y se limpiaría con el paso del tiempo.
Así, gracias a una gran lucha logré aceptar mis nuevas zapatillas, odiar más aun a los chicles y darles una despedida de renombre a mis viejas compañeras.

9 comentarios:

Raúl A. Pinto dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Raúl A. Pinto dijo...

De las simplezas de la vida uno siempre encuentra belleza, y de verdad me gustó tu relato, me sonó a Truman Capote con sus observaciones minúsculas pero interesantes de las cosas.
Yo también despido con dignidad mi ropa, me imagino que se va a un mundo mejor, donde conversa con otras prendas sobre su dueño, y el abuso en el uso que se le dió.
Una especie de "Toy Story 2" pero con la ropa o los zapatos.

Gran post.

Rony Rosenberg M. dijo...

esa era la idea que bueno que te gustó jerry.

Anónimo dijo...

Me encantó este último post. Podrías escribir más sobre cosas tan sencillas como un par de zapatillas o un chicle pegado en ellas, porque son cosas que a todo el mundo le pasan pero que nadie reflexiona y cuando uno lee post como estos se siente muy identificado.
Creo que más que con la ropa a mi me pasa eso con mis juegos o juguetes viejos.
Pisar un chicle debería estar en una lista de las peores cosas cotideanas que te pueden pasar junto a pisar una babosa, tomar leche vencida por equivocación o quedarse en la "pana del tonto".

Diego Gajardo dijo...

...

Una reflexion sencillamente notable... y es que con lo ajetreado de la vida actual uno no repara en esos pequeños detalles...

Saludos...

...

Chissock dijo...

Jamas pense que comprar zapatillas nuevas y que se te pegue un chicle debajo podria resultar en una historia TAN entretenida =D

Pablo Esparza dijo...

Bueno, habría que sacar como moraleja que no hay forma de tener zapatillas nuevas que te duren como nuevas mucho tiempo, porque algo les pasará, o se te pegará un chicle, o se te ensuciarán con barro, o con tierra, o te pisarán en la micro, etc.

Raúl A. Pinto dijo...

MR, HE PUBLICADO EN "TU ME COMPLETAS"!!!

Pablo Esparza dijo...

y cuando veremos novedades aquí? o acaso el entusiasmo ya se controló?